www.paquebote.com > Marques de Sade
Por primera vez se edita íntegramente en castellano, en dos volúmenes, uno de los libros más conocidos del Marqués de Sade: Los crímenes del amor. Las once novelas que lo componen son el ejemplo más vigoroso y original de la literatura francesa en ese género de novela corta que el propio autor se dedica a enjuiciar en un ensayo previo al libro. Pero ¿por qué relatos que pretenden ser morales nos parecen tan equívocos?, se pregunta Pierre Klossowski, el autor de Sade, mi prójimo. La respuesta la da el mismo pensador: porque la moral racional que les sirva de criterio supone una conciencia y una libertad humana que desbordan en todo momento las fuerzas obscuras en su juego.
Todo empieza cuando cuatro libertinos se reúnen y formulan un plan para ocupar 120 jornadas en los más inimaginables excesos sexuales, para lo cual redactan un código que ordenará el gran desorden carnal de cada una de sus largas sesiones de desenfreno. Lo que sigue es la descripción fría, casi científica, de todo cuanto la fantasía erótica del ser humano se niega a imaginar por temor precisamente a dejarse arrastrar por lo que estos cuatro libertinos parecen no tener inconveniente alguno en practicar. Nos adentramos con ellos en el dominio absoluto del Mal, con todos sus sistemáticos, meticulosos e implacables rituales. Este es un territorio en el que han desaparecido todos los límites que impone cualquier moral. En ello radica a la vez su máxima atracción y el brutal rechazo que inspira. A quienes no se sientan con fuerza suficiente para dejarse deslizar hacia estas infernales simas del alma, aconsejamos que reflexionen antes de emprender la lectura de esta novela, tal vez la más transgresora de la historia de la narrativa erótica mundial.
Escrita en 1795, La filosofía en el tocador es una de las obras más significativas del marqués de Sade. Con el relato minucioso, casi científico, de las peripecias de Eugenia, una adolescente de quince años iniciada en los rituales del sexo por tres preceptores que desconocen -o quieren ignorar- los límites entre el bien y el mal, Sade franquea una vez más la barrera de todo precepto moral, de ayer y de hoy, introduciéndose a sí mismo -y de paso introduciéndonos a nosotros- en los abismos de los fantasmas y las fantasías sexuales que todos incubamos, con mayor o menor intensidad, en lo más recóndito de nuestro inconsciente. A finales del siglo XVIII era costumbre publicar y leer lo que hoy se ha dado en llamar «la novela libertina». Sade transgrede por completo este género ligero y alegre, pues su enorme curiosidad por «los infiernos del alma» del ser humano le conducen a penetrar siempre más en las profundidades del deseo sexual dejándolo fluir sin reparos, sucumbiendo a él y arrastrándonos en su insaciable investigación del placer y del goce. Es en este sentido precisamente en el que la obra erótica de Sade pasa a ser algo más que pura narración ; es no sólo una introspección en el mundo de lo incontrolable, mucho antes que la aparición del psicoanálisis, sino también un auténtico tratado sobre las múltiples caras de la moral en un período histórico de grandes conmociones, en el que los valores establecidos perdían su razón de ser. No es de extrañar que, periódicamente, la obra del «divino marqués» cobre renovado interés?